martes, 25 de septiembre de 2007

nocturno

El encuentro fue inesperado. Hubo una época en que se preocupaba por ese momento, pero habían pasado ya muchos años. Con el correr del tiempo se fue olvidando y el recorrido por las calles de Buenos Aires se fue tornando un paseo más. Ya no espiaba como antes las arboledas y los zaguanes, entre los pasajes y las cortadas.
Curiosamente pensaba que el encuentro se iba a dar en esa galería de Corrientes que él tanto amaba y que con sus secretos encantos lo atrapaban constantemente. Por las dudas, nunca dejaba de mirar a los crotos de las estaciones y cuando se bajaba en Once, con recelo buscaba entre los desdichados que, borrachos y apelotonados, revisaban los tachos de basura peleándose con los perros del barrio. Pero no...ahí no iba a estar. De algo estaba seguro: el encuentro sería de noche. Y así fue.
Cuando la neblina brillante ya no lo inquietaba y los campanarios asustaban con el silencio, cuando por fin se dejaba llevar por los empedrados como un naufrago en agonía, fue entonces cuando se vio a sí mismo 30 años después.




Gracias Apolo por tus correcciones!


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Frida con pájaros

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