lunes, 17 de septiembre de 2007

Pucha, estoy sensible.

Las parejas que son viejitas y se toman de la mano, me conmueven.
Tambièn los chicos que quieren tocar a un perro de la calle.
Me conmueve ver a una señora que me cuidò cuando era una beba, su mano temblorosa me acaricia con ternura la mejilla.
El cambio de color de los arboles que esperan -como yo- que lleguen los dias de sol.
El discurso orgulloso de una hija que le dice a su madre que lo mejor que hizo por ella-y por el mundo- fue enseñarle que hay muertos vivos, aunque ella haya tenido que morir para que su mensaje siga vivo en nuestra memoria (gracias Azucena).
Darme cuenta de que la vida no es como la habia planeado.
Darme cuenta de que no se nada.
Ver como la gente que quiero sigue adelante, pase lo que pase.
Que me abracen en el momento oportuno.
que me muestren sus vulnerabilidades sin temor a ser traicionados.
Esa canciòn siempre me hace llorar.
Cuando me acuerdo de ese verano, me río sola.
no tener temor de llorar en el cine.
Dejar que un tango me transporte.
Y que mi abuelo me cante "yo tengo unos ojos negros"...
El principio de Lolita (Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta. Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, un metro cuarenta y ocho de estatura con pies descalzos. Era Lola con pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos era siempre Lolita).
El final -injusto- de la Bovary.
Ver la promo de Los Pitufos, o escuchar una cancion del Topo Gigio.
Los casamientos.
Todo nuevo comienzo.
Los finales.
El mar.
Tu recuerdo.
La leve esperanza de la que me sostengo para despertar.
Día tras día.

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Frida con pájaros

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